EDUARDO LUKA PRESENTA SU PRIMER DISCO, UN TRABAJO HOMÓNIMO APADRINADO Y PRODUCIDO POR EDU BAOS DE LEON BENAVENTE
Corría el año 2016 cuando Eduardo Luka comenzó sus primeros pasos como músico después de cuatro años deambulando en busca del sueño nórdico. Eran tiempos de cambio que precipitaron un fuerte sentido de autodeterminación y que dieron fruto a las nueve canciones que forman este primer disco homónimo de debut. Un primer álbum que ofrece un propuesta propia y personal, un pistoletazo de salida con el que colarse en algunos oídos y que sirve como primer plato para todas las canciones que están por llegar.
La producción, realizada mano a mano con Edu Baos de León Benavente en su estudio El Cariño (Mozota), propone un sonido que explora lindes tendiendo siempre la mano a lo bello de lo cotidiano. El resultado: Un disco iniciático que retrata el proceso de un individuo hacia su propia autodeterminación.
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Disponible en todas las plataformas digitales el 4 de junio
El disco comienza con Ayer la vi, una aventura por las calles de una ciudad donde la noche y el sol se confunden con lo real y lo ficticio. La base rítmica, contundente y cruda, acompaña una letra que no se esconde y se muestra sin tapujos. Esta canción es la primera composición de Eduardo Luka y advierte del tipo de letras que se va a encontrar a lo largo de los 9 temas que componen este disco. Para quitar un poco de epicidad al asunto nos abrimos paso a una segunda historia, esta vez la de cinco amigos en estado lisérgico haciendo travesuras por las calles de Lisboa al más estilo gonzo. Miedo me da, segundo título del disco es una producción enérgica y divertida donde se mezcla la electrónica y el rock de corte londinense.
Una noche, Eduardo Luka renunció a la inmediatez de lo festivo para quedarse en casa escuchando a Jorge Drexler. De repente, aparecieron unas primeras estrofas que posteriormente acabarían convirtiéndose en el tercer título de este disco, Paciencia. Por su letra, bien podría haber sido compuesta en tiempo de cuarentena, pero es que siempre hay lugar en el día a día para dedicar una tonadilla a esa característica humana universal como es la paciencia, aunque a veces parezca de raíz amarga. Y consecuentemente, como síntoma de este ánimo previo, surge con fuerza Marcando el minuto, una declaración de intenciones que expone al milímetro esa rebeldía interna que ruge para establecer la relación entre el individuo y su contexto. De esta manera, casi sin darnos cuenta, llegamos al ecuador del disco con un nuevo corte titulado Tu y yo. Abierta y dulce, retrata el efímero momento de un amor dual que sólo en contadas ocasiones se consigue alcanzar. Llegados a este punto comenzaremos a caminar por una segunda parte del disco de mayor tonalidad introspectiva.
¿Cómo se relaciona lo racional con lo emocional? Razones expresa esa sensación enfrentada entre dos mundos de una misma persona que dictan caminos dispares. ¿Qué hacer? ¿Qué elegir? ¿Qué está bien y qué está mal? Desde una mirada opiácea florece el fenómeno de la intuición como motor de cambio en los momentos realmente cruciales. Tras este momento de relajación damos paso al corte más experimental del disco, Cordobesa. Toma como referencia el Romance a Córdoba de Pepe Marchena para reflejar el momento en el que cada uno se trasciende a sí mismo, ya sea a través del baile, de una profunda calada a un cigarro, haciendo tricot o en las gotas de sudor de final de fiesta. Un sonido intenso e industrial se mezcla con ritmos que miran al dembow y con intenciones flamencas.
Llegamos a la parte final, y para ello, tomamos como referencia unos textos de un joven Nietzsche descubiertos en el tercer volumen de Los Enemigos del Comercio del filósofo español Antonio Escohotado que convergen en el penúltimo título del disco, El Estoico. La canción se construye sobre un bajo sinuoso con aroma a Nick Cave and the Bad Seeds y con teclados circenses al estilo Ray Manzarek.
Sólo una cosa más que decir, Niña muerte, nuevo día, un pasaje atmosférico que desbroza la oscuridad para ofrecernos atisbos de luz con los que iluminar un camino que tan sólo acaba de comenzar.
CONCIERTO PRESENTACIÓN EDU LUKA
20.06.2021 *ZARAGOZA* Centro Cívico Delicias 19:00- ENTRADAS AQUÍ
Edu Baos de León Benavente nos cuenta:
«El Cariño se empieza a hacer en el 2012 cuando nos mudamos mi chica y yo a Mozota con la idea de montar en mi casa un sitio donde pudiera trabajar sin tener que molestar a nadie. Ha costado tiempo hacerlo pero poco a poco se va haciendo un sitio más agradable para tocar y para componer música. Allí he grabado discos que han marcado mi vida, tantos de Nacho como, sobre todo de León Benavente y es un lugar del que me siento agradecido cada día por tenerlo.
Cuando Edu me llamó para hacer la producción recuerdo que para mi era algo relativamente novedoso, coger unas canciones con una guitarra y una voz y hacer la producción vistiendo a la canción desde cero. Fue un reto del que he aprendido y disfruté muchísimo durante los casi cuatro meses de producción desde que Edu me dio los temas hasta que los vimos por fin grabados. Fue muy bonito hacer las canciones y trabajar con Edu porque es una persona con carácter y con criterio y que a la vez se deja aconsejar. Sobre todo le gusta probar cosas nuevas y tiene algo que a mi me gusta mucho y es la necesidad de hacer algo diferente a lo que hacen los demás o por lo menos intentarlo, ya sé que es muy difícil hacerlo y que casi nadie lo consigue pero tener esa mentalidad para mi es muy importante en un artista, esa mentalidad de siempre querer innovar y sorprenderse a si mismo y a los que le escuchan.
Decir también que fue también un proceso muy muy bonito, tengo muchos recuerdos de cuando estábamos grabando, de los paseos que hacíamos luego con los chuchos y la verdad es que tengo ganas de volver a repetirlo cuando Edu quiera.»
La Historia de Eduardo Luka:
Hace cinco años, al regresar a su ciudad natal después de un largo periodo en busca del sueño nórdico, decidió cambiar completamente de rumbo. Comenzó a cantar canciones que llevaban años ocultas en una libreta y que pocos o nadie habían escuchado. El invisible caparazón que le impedía mostrarse lo fue haciendo añicos, primero en pequeñas fiestas con amigos y poco a poco deambulando por bares y micrófonos abiertos de la ciudad. Desde entonces se está haciendo músico, y también profesor. Quizá parezcan materias de diferente componente químico pero si paras un segundo a valorarlo, su similitud es enorme. Ambos oficios requieren de la preparación de un espectáculo, ambos se han de subir al escenario ante públicos diferentes donde cantan y trasmiten su función, y además, han de salir enamorando al espectador.
Ha ido tocando de escenario en escenario, a veces abriendo para Ken Strinfellow, otras para Mabü, Maren Ladson o su admirado Josh Rouse. Resulta que una de esas noches el técnico de sonido era Edu Baos de León Benavente, y es ahí donde se conocieron. Al tiempo, Rosana, su mujer, los puso en contacto y de esa manera se tejió esta aventura primeriza de producir un disco. Eduardo se mudó una temporada veraniega a Casa Larga (Mozota) y desde El Cariño, el estudio de grabación, fueron trazando las canciones a la par que se sumergía en la vida cotidiana del pueblo. La comida casera de la Chari, las anécdotas de Octavio y los paseos por el río con Vito y Sombra fueron las notas que acompasaron el buen ritmo de aquellos días.
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